#ElPerúQueQueremos

Ni con Villarán ni con la revocatoria. ¿Es posible?

Publicado: 2013-01-27

La fotografía: el NO cae, el SI repunta.

Según los resultados de la encuesta de GfK, publicada hoy en el diario La República, 67% de limeños desaprueba la gestión de la alcaldesa Susana Villarán y 60% considera que debe ser revocada de su cargo. Ha disminuido la intención de voto por el NO y ha aumentado la intención de voto por el SÍ. Los cambios entre un mes y otro son considerables: 7 puntos en el caso del SI, 5 puntos en la caída de la aprobación.

Es posible identificar una tendencia: el NO y la aprobación caen; el SI y la desaprobación aumentan. Para los promotores de la campaña del NO resulta un escenario sumamente preocupante, pues indica que la estrategia comunicativa y las acciones políticas no han tenido los resultados esperados, y que es probable que la tendencia se acentúe por el eco político de recientes errores como las declaraciones de Villarán sobre las mujeres que van de San Juan de Lurigancho a La Molina a lavar ropa y la información equivocada –luego rectificada- sobre el número de escaleras construidas por la Municipalidad Metropolitana hasta la fecha.

¿Hacia dónde va la campaña del NO?

Con este panorama cabe preguntarse a qué apuesta la campaña del NO. Sin duda ha habido un tránsito desde el momento en que las firmas para la consulta de revocatoria fueron aprobadas.

En un primer momento el mensaje fue: hay mafias que quieren evitar el orden en la ciudad. Estamos en la coyuntura de los sucesos de La Parada.

Luego esa apuesta comunicativa fue decayendo y se pasó a un segundo momento, el actual, con el siguiente mensaje: Lima no puede parar; que triunfe la revocatoria paralizaría una serie de proyectos, alejaría inversiones y sería sumamente costoso.

Es evidente que en el tránsito de un mensaje al otro hubo un intento de pasar de una posición en la que sólo se respondía a los ataques de los impulsores de la revocatoria, a una en la que se busca afirmar por qué la gestión sí debería seguir.

Sin embargo, parecen seguir teniendo éxito las acusaciones fuertes del SI: ineficiencia y alcaldesa pituca; o, dicho en otras palabras: no puede solucionar los problemas más urgentes y es la alcaldesa de los ricos. Ambos son mensajes muy potentes en nuestra política y están ganando terreno.

¿Por qué no prospera la campaña del NO? ¿A quiénes apuesta?

Mi impresión es que la campaña del NO comete un error que puede resultar determinante: se confunde el rechazo a la revocatoria con el apoyo a la gestión. Al ser así, el énfasis se ha puesto en lo hecho por Susana Villarán, en lo que la municipalidad prevé hacer en los dos años que faltan y en las cualidades personales de la alcaldesa.

Decir que Lima no puede parar sólo tiene sentido si es que uno considera que Lima está avanzando.

Recordar a los limeños lo que la gestión ha hecho sólo sirve si se asume que el rechazo es por falta de información.

Resaltar la personalidad de Villarán tiene un efecto positivo únicamente si ya se le tiene algo de simpatía.

Pero, ¿qué sucede si la mayoría de limeños considera que Lima está paralizada, que sus problemas más urgentes no han sido enfrentados, que la alcaldesa y su partido están alejados de su realidad concreta, si aun teniendo información sobre los logros de la gestión no se identifica con Villarán ni aprueba su desempeño?

Cuando la campaña por el NO, por la estructura de sus mensajes, divide el escenario entre partidarios y no partidarios de la gestión, automáticamente pone al sector de limeños que, con todo derecho, es crítico a Villarán, a disposición de la campaña del SÍ. Convierte a los impulsores de la revocatoria inmediatamente en voceros del descontento.

Rechazo a quienes impulsan la revocatoria, pero no apruebo a Villarán.

Es posible encontrar a limeños que no aprueban a Villarán, que no la reelegirían, que no votaron por ella –recordemos que ganó con un 38.39% apenas-, pero que encuentran en la campaña por la revocatoria una de las más representativas de lo peor de nuestra política: ausencia de transparencia, mentiras abiertas y la participación de los sectores y personajes más corruptos de la política nacional.

¿Podrían votar por el NO, aun sin aprobar a Villarán? Por supuesto que sí.

¿Serán convencidos con publicidad en la que se dice que votar por el NO es considerar a la gestión actual como la mejor? Difícil.

Mucho menos marcarán NO si a todo aquel que es crítico se le acusa de estar con las mafias. (Menos mal que esa estrategia se abandonó).

Si la campaña del NO quiere remontar debe dejar de apostar por levantar la aprobación de la alcaldesa, que hoy está en 29% y que es poco probable que sobrepase el 50% de aquí al 17 de marzo.

Lo peor de nuestra política se ha juntado por el SÍ.

Puede aprovecharse, por el contrario, algo que parece estar pasando desapercibido. Las fuerzas políticas más abiertamente corruptas de nuestra escena están trabajando abiertamente juntas: Solidaridad Nacional, APRA y Fujimorismo.

Desde la izquierda se denunció hace mucho su confluencia de intereses y hoy es público. Son bien sabidas no sólo las redes de corrupción que articulan sino su alianza con grandes poderes económicos y sus prácticas clientelistas.

¿Por qué permitirles presentarse como los voceros del descontento popular y defensores de los pobres frente a la candidata de los ricos?

En la desaprobación a Villarán puede existir un ánimo del tipo “que se vayan todos porque todo va a ser igual” y es inadmisible que quienes caracterizan lo peor de nuestra política lo capitalicen.

El problema no es la revocatoria, sino esta revocatoria.

Finalmente, también sería útil pensar en la revocatoria en sí. Bombardear la consulta de revocatoria porque paraliza la ciudad y porque el proceso es muy costoso, es decirle al pueblo que no tiene derecho a sacar de su cargo a una autoridad que eligió.

Después de un argumento así apelar a la democracia es no menos que contradictorio.

Sin embargo, hay muchas razones para rechazar esta revocatoria. Por un lado, ¿cuántos aprueban a quienes la impulsan, a sus intereses y a lo que representan? Probablemente no muchos.

Por otro, ¿por qué la crítica tendría que traducirse en una revocatoria si ésta no pondrá en el cargo a quien quisiéramos, no hará más eficiente la gestión, ni pondrá favorecerá a las fuerzas comprometidas con el pueblo, sino todo lo contrario?

En síntesis, seguir apostando por que el NO represente necesariamente una aprobación a Villarán es no menos que suicida en estas circunstancias: es darle a los revocadores la representatividad de la crítica a la gestión, a quienes están lejos de ser expresión espontánea del rechazo popular, que son personajes y organizaciones con claros intereses en retomar el municipio, en posicionarse en Lima para el 2014 y 2016 y en salvar la continuidad de sus negociados en la sombra, especialmente jugosos en una ciudad que mueve tantos recursos y es tan relevante para el juego político nacional, como es nuestra capital.

Estemos atentos a lo que viene. Por el momento parece que los revocadores ya se dieron cuenta de que no les conviene aparecer juntos en la foto.


Escrito por

omarcavero

Licenciado en Sociología y Magíster en Economía. Docente en la PUCP. Militante del Movimiento Socialista Emancipación.


Publicado en

Lo estamos pasando muy bien.

Otro sitio más de Lamula.pe